Noches de paz a 3.000 kilómetros de la guerra

Tribuna Grupo estrena el documental que relata la acogida al pueblo ucraniano en la localidad de Medina de Rioseco.

24 de diciembre. Un matrimonio y sus siete hijos, alrededor de una mesa, se toman de la mano y rezan. También cantan. Es Nochebuena y en el convento de Santa Clara de Medina de Rioseco, en el que desde hace algunos años ya no residen religiosas, la numerosa familia de Gevgen y Alisa celebra a muchos kilómetros de su tierra natal, Ucrania, una cena especial. Están todos juntos, a salvo de las bombas, pero la sensación es agridulce. Atrás han dejado su casa, su familia, su vida. A pesar de todo ello, dan gracias a Dios por haberles permitido huir del horror de la guerra.

Así comienza el documental ‘Noches de paz a 3.000 kilómetros de la guerra’ Un audiovisual producido por Tribuna Grupo, dirigido por quien suscribe estas líneas, y que relata cómo ha sido la acogida de los refugiados ucranianos que residen en la localidad de Medina de Rioseco desde hace varios meses. A finales de marzo llegaba esta primera familia que tuvo que esquivar las bombas para poder escapar del infierno. Qué paradojas, acabó recalando en un remanso de paz donde aquellas monjas clarisas acariciaban el cielo.

Semanas más tardes, hasta Rioseco llegaba Raisa, una mujer ucraniana viuda, con sus tres hijos. Primero se refugió en el cenobio, aunque días después pudo fijar su propio hogar en una vivienda en el centro del municipio. Incluso logró un trabajo temporal en el Hotel Vittoria Colonna. La solidaridad de los riosecanos se hacía patente. Instituciones, colectivos, asociaciones, ONGs y ciudadanos a nivel particular se volcaban con la ayuda. La Ciudad de los Almirantes se erigía en un bastión de acogida.

Un hecho que sin duda pesó en la decisión de la asociación Progestión para instalar su segundo centro en la provincia para personas solicitantes de protección internacional. El antiguo centro de turismo rural India Chica se convertía en el hogar provisional de hasta 26 refugiados. Laila Santos, la coordinadora de Progestión, explica que se trata de un lugar en el que se les brinda «acogida, alojamiento, manutención y se acompaña de una serie de servicios que promueven su integración en la comunidad con servicio psicológico, enseñanza del idioma, empleo, acompañamientos a trámites; todo ello guiado a través de un itinerario que encabeza la trabajadora social».

En total, son más de 40 los ucranianos que han encontrado en Rioseco esa oportunidad para empezar de cero. El Ayuntamiento de la localidad, la parroquia, Cáritas, Cruz Roja, colectivos como El Sequillo o Tierra de Campos han colaborado en esta acogida. Incluso clubes deportivos como el CD Almirantes, la escuela municipal de gimnasia rítmica, la de ajedrez o la escuela de música han sido herramientas fundamentales para promover su integración. Algunos incluso han encontrado empleo, un paso fundamental lograr una vida plena mientras dure su refugio de las bombas.

Asimismo, más de una veintena de los refugiados ucranianos son menores. El colegio Campos Góticos y el IES Campos y Torozos han realizado un tremendo esfuerzo para afrontar el reto educativo que suponía la llegada de estos alumnos. El idioma era un hándicap, pero con el esfuerzo de los propios protagonistas, sus profesores y compañeros se han ido adaptando poco a poco a una nueva realidad escolar para ellos.

El documental recoge las intervenciones de todas aquellas instituciones o colectivos que tienen algo que decir en la acogida a los refugiados; pero también ha dado voz a los testimonios, a veces desgarradores, de los propios ucranianos trasladados hasta la localidad. Gevgen, Anton, Valentyna, Yana, Nazar, Oksana, Olena o Ihor narran sus desvelos y anhelos, su pasado en Ucrania y su presente en España. Detallan cómo fue su salida del país y cómo está su familia. Hablan de su acogida en Medina de Rioseco y sueñan en voz alta en un futuro que por el momento es muy incierto.

El documental de 50 minutos, que produce Tribuna Grupo, ha sido rodado en los meses de diciembre y enero. El punto de partida es la Navidad tan diferente que han vivido estas personas de nacionalidad ucraniana a más de 3.000 kilómetros de su hogar. Se ha estrenado este sábado 11 de febrero en el Teatro Principal María Luisa Ponte de Medina de Rioseco. También lo puedes visualizar aquí.

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